Las ondas de choque
Que son las ondas de xoque?
Las ondas de choque son ondas acústicas de alta energía que pueden generarse de diferentes formas tecnológicas, diferenciadas por su generador focal o generador radial.
Actualmente, se utilizan ampliamente en la medicina regenerativa y en la rehabilitación musculoesquelética para tratar la inflamación, la calcificación, los procesos condrales y para el alivio del dolor. También se emplean cada vez más en el tratamiento desintegrador de los cálculos renales y pancreáticos. Por tanto, ya se consideran un procedimiento terapéutico habitual de primera opción, especialmente en fisioterapia, ortopedia y medicina deportiva. Aunque los campos de la estética y la dermatología las utilizan con creciente frecuencia, éxito terapéutico y aceptación.
Vea el vídeo con la presentación explicativa que hemos elaborado para entender los fundamentos científicos de qué son las ondas de choque:
Las ondas de choque con fines terapéuticos son ondas de presión que se generan de manera rápida, con una fase de presión positiva seguida de una fase de presión negativa, con suficiente fuerza tensional para provocar cavitación en un fluido. Este curioso fenómeno físico ocurre de manera natural cuando cae un rayo, y el posterior trueno es una onda de choque.
Las ondas de choque radiales
Se desarrollaron a partir de 1999. Son ondas generadas neumáticamente que se aplican sobre tejidos blandos de manera superficial, con una penetración máxima de 40 mm en cualquier sistema radial del mercado.
Sus aplicaciones son variadas, por ejemplo: en tendinosis o tendinitis, ya sea calcificada o no; tendinopatía de hombro, rodilla o codo; en bursitis trocantérea; en el síndrome de fricción de la cinta iliotibial o puntos gatillo. Esta técnica no es invasiva, es muy segura, menos dolorosa y se puede realizar de forma ambulatoria.
El equipo de ondas de choque radial consta de un compresor externo de aire, una sonda radial libremente móvil que se coloca en contacto con la piel mediante un gel conductor, y un panel de control donde se puede ajustar la intensidad, frecuencia y número de impulsos a aplicar por paciente.
¿Cómo actúan sus efectos fisiológicos?
Los efectos fisiológicos de la terapia de ondas de choque y su mecanismo de acción son los siguientes: producen efectos biológicos microscópicos intersticiales y extracelulares que generan una mecanotransducción, fomentando la regeneración de los tejidos. A partir de este efecto fisiológico general, se producen los siguientes efectos:
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Efectos analgésicos: por destrucción de terminaciones nerviosas no mielinizadas, inhibición medular e inhibición de terminaciones nerviosas mediante liberación de endorfinas y saturación del factor P.
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Efectos antiinflamatorios: por degradación de los mediadores de la inflamación mediante hipertermia inducida.
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Aumento temporal de la vascularización: por parálisis simpática inducida por las ondas de choque.
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Activación de la angiogénesis: por la rotura intraendotelial de los capilares, con migración de las células endoteliales al espacio intersticial y activación del factor angiogénico.
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Fragmentación de depósitos cálcicos: se produce por el efecto mecánico directo de las ondas sobre los depósitos cálcicos mediante fuerzas tensionales dinámicas.
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Neo-osteogénesis en procesos de pseudoartrosis y retrasos de consolidación: el efecto fisiológico se produce mediante la estimulación osteogénica (osteonectina) por micronización osteogénica.
Por otra parte, las indicaciones específicas de la terapia de ondas de choque dependerán del tipo de tratamiento, ya que puede emplearse en rehabilitación de lesiones, urología, dermatología y estética.
A continuación, se enumeran diferentes lesiones en las que se recomienda la terapia de ondas de choque:
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picondilitis y epicondialgias: es una patología caracterizada por dolor en la cara externa del codo, sobre el epicóndilo (prominencia ósea más externa del codo), como resultado de una tensión mantenida o por sobreesfuerzos repetidos.
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Tendinitis y tendinopatías crónicas: la tendinopatía crónica se refiere a una inflamación de los tendones que persiste en el tiempo.
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Tendinopatías calcificantes: es una patología común en el hombro que provoca dolor.
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Entesitis aquilea: corresponde a la tendinitis del tendón de Aquiles.
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Fasciitis plantar y espolón calcáneo: las ondas de choque son un tratamiento muy adecuado para fasciitis plantares u otras patologías inflamatorias como las tendinitis.
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Pseudoartrosis y retrasos de consolidación de fracturas: en general, se acepta que si la consolidación no se produce en 6-8 meses, estamos ante una pseudoartrosis.
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Fibrosis muscular postraumática: se refiere a la sustitución del tejido muscular por tejido fibrótico o a la acumulación de fibras de colágeno tras un traumatismo.
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Osteocondritis y necrosis avascular: la primera es la pérdida de vitalidad de un hueso y la segunda es una enfermedad resultante de la pérdida temporal o permanente del flujo sanguíneo en los huesos.
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Acciones sobre el tendón.
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Respuesta mitogénica y morfogénica: es decir, que favorece la mitosis celular y, por tanto, la regeneración tisular. Además, aumenta la formación de hueso, cartílago o tejido conjuntivo nuevo.
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Aumento de tenocitos: lo que contribuye a la regeneración de los tendones.
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Aumento en la expresión de TGF-β1 e IGF-1: factores de crecimiento insulínico tipo 1.
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Promueve la neovascularización: se generarán vasos sanguíneos nuevos y la zona quedará revascularizada.
Por supuesto, tiene algunos efectos secundarios, aunque en general es bien tolerada y presenta muy buenos resultados a largo plazo.
Los posibles efectos adversos incluyen hematomas subcutáneos, petequias y eritema. Por este motivo, las personas que estén tomando anticoagulantes no deben recibir este tipo de terapia.
Por otro lado, hay algunos estados físicos o enfermedades en los que NO se recomienda la terapia con ondas de choque, como: procesos inflamatorios e infecciosos agudos, procesos hemorrágicos y tratamientos anticoagulantes, polineuropatías, neoplasias, enfermedades reumáticas sistémicas, fisis de crecimiento en niños (cartílago de crecimiento) y zonas con gas, como los pulmones.
La terapia sin dolor
Las ondas de choque permiten restaurar la condición patológica mediante un proceso en el que la aplicación de la técnica no resulta dolorosa. Las cirugías, que tradicionalmente han sido las técnicas más invasivas para recuperar lesiones musculares u osteoarticulares, son procedimientos dolorosos que requieren anestesia y hospitalización para la recuperación.
Por ello, las nuevas terapias buscan aliviar el dolor, acortar el tiempo de recuperación y recuperar la funcionalidad completa de las lesiones. La terapia con ondas de choque, cuyo efecto analgésico es inmediato tras la aplicación de unos 400 pulsos, ayuda a reducir la sensibilidad y el dolor. No obstante, este puede reaparecer a las pocas horas, ya que se trata de una terapia progresiva.
¿Duelen las ondas de choque?
La terapia con ondas de choque es segura, poco agresiva y, en la mayoría de las personas, proporciona una recuperación progresiva de la lesión. El dolor al inicio del tratamiento es totalmente soportable y, gracias a su efecto analgésico, disminuye ya en la primera sesión conforme se aplica el tratamiento. Esto se refiere a las ondas de choque de presión radial, que son menos invasivas que las focales y actúan de manera más suave sobre los tejidos.
Las ondas de choque radiales han sido objeto de numerosos estudios científicos bajo el control de comités éticos de importantes instituciones médicas. Por ello, es un tratamiento ampliamente contrastado, eficaz y con amplio consenso en la comunidad médica internacional.
Resultados publicados en revistas médicas fiables:
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La tasa de éxito en la tendinitis calcificada de hombro es del 91% (Journal of American Medical Association, 2003).
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La tasa de éxito en el tratamiento de la fasciitis plantar es del 90% (Journal of Orthopaedic Research, 2005).
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La tasa de éxito en el tratamiento del codo de tenista es del 77% (Journal of Orthopaedics, 2005).
Dado que este tratamiento no es invasivo ni doloroso, se plantea como la alternativa buscada por los médicos actualmente: un tratamiento predecible, con mínimas complicaciones y dolor para el paciente.
Alternativa a la cirugía
Las terapias con ondas de choque actúan positivamente sobre el organismo sin necesidad de realizar incisiones en los tejidos. Por ello, muchas personas optan por este tipo de tratamiento para problemas de salud que, hasta ahora, requerían cirugía.
También se pueden aplicar en personas que hayan pasado por algún tipo de cirugía, ya que su efecto acelera el proceso de cicatrización y curación de lesiones cutáneas. Los pulsos de energía más rápidos que el sonido generan cavitación microscópica en la zona afectada, estimulando el aumento del flujo sanguíneo y otros mecanismos biológicos que favorecen la reparación del tejido.
Indicaciones y efectividad de las ondas de choque
La terapia con ondas de choque se ha convertido en una de las mejores formas de tratar diversas enfermedades físicas:
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Tendinopatía de Aquiles
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Tendinopatía rotuliana
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Tendinitis calcificante de hombro
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Síndrome subacromial del hombro
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Puntos gatillo
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Fasciitis plantar
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Trocanteritis
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Síndrome de estrés medial de la tibia
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Dolor lumbar radicular y pseudoradicular
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Dolor lumbar idiopático
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Epicondilitis (codo de tenista)
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Síndrome miofascial
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Pseudoartrosis
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Dupuytren
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Tenosinovitis de Quervain
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Síndrome del túnel carpiano
Este tipo de tratamiento actúa de manera rápida y beneficiosa sobre lesiones, dolor, calcificaciones, tendinitis y otros trastornos.
Ondas de choque en fisioterapia
El amplio campo de aplicación de las técnicas fisioterapéuticas se ha beneficiado enormemente de los avances en la terapia con ondas de choque. Esto permite multiplicar el efecto curativo en casos de contracturas, dolor muscular y lesiones de ligamentos.
Al inicio, las ondas provocan una erosión mecánica que genera mecanotransducción en los tejidos, transformándose en un efecto biológico beneficioso para el tejido tratado. Las ondas de choque regeneran los tejidos, con el consecuente alivio del dolor, mejora del estado general y reducción del riesgo de futuras lesiones.
Epicondilitis
Dentro de la fisioterapia, los dolores en el antebrazo y especialmente en los tendones epicondíleos son comunes en personas que practican deporte. Gracias a las ondas de choque, la epicondilitis se trata con un alto porcentaje de éxito. El codo de tenista puede causar molestias leves hasta incapacitar movimientos de la mano, muñeca o antebrazo debido al dolor intenso.
Fasciitis plantar
El tratamiento de la inflamación de la fascia plantar es otra de las principales aplicaciones de la terapia con ondas de choque. Las mejoras en los pacientes son notables después de varias sesiones, estimulando la regeneración del tejido. Según la American Podiatric Medical Association, el tratamiento gold standard combina ondas de choque con ejercicios excéntricos.
Tendinitis y calcificaciones
Cuando los tendones se inflaman o se calcifican, las ondas de choque proporcionan una mejora rápida y evidente, ayudando también a prevenir futuras lesiones.
Espolón calcáneo
La terapia reduce el dolor del espolón calcáneo, un crecimiento óseo en el talón, que a menudo se produce junto con fasciitis plantar, aumentando la eficacia del tratamiento.
Evidencia científica
La efectividad de las ondas de choque como generadoras de cambios biológicos o físicos en tejidos y calcificaciones se viene comprobando desde 1980, inicialmente para deshacer cálculos renales sin cirugía. Gradualmente, se incorporó su uso en tratamientos fisioterapéuticos, ortopédicos, medicina deportiva e incluso veterinaria.
Más de 40 estudios entre 1988 y 2003, principalmente sobre tratamientos musculoesqueléticos, muestran resultados satisfactorios en fasciitis plantar, epicondilitis, epitrocleítis, tendinitis calcificada de hombro, trastornos articulares y retrasos de consolidación de fracturas. La efectividad general se constata en un 79,5% y su uso está ampliamente extendido en servicios hospitalarios públicos y privados.
Mecanismos de acción
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Liberación de sustancia P: analgésico, vasodilatador y estimulante de la formación de nuevo tejido óseo.
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Inhibición de COX-2: efecto antiinflamatorio.
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Activación de defensas celulares: refuerza mecanismos endógenos de protección.
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Hiperestimulación de fibras nerviosas: bloquea la transmisión del dolor (teoría del gate control).
Las ondas de choque también se utilizan en litotricia para cálculos renales, ureterales, vesicales, pancreáticos y salivales, y en tratamientos musculoesqueléticos con inflamación, calcificación de partes blandas y afectación condral.
Efectos biológicos principales:
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Analgesia: destrucción de terminaciones nerviosas, cambios en la transmisión nerviosa e inhibición de terminaciones por liberación de endorfinas.
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Antiinflamatorio: degradación de mediadores inflamatorios por hiperemia inducida.
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Aumento temporal de vascularización: parálisis simpática inducida.
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Activación de angiogénesis: ruptura intraendotelial de capilares y migración de células endoteliales.
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Fragmentación de depósitos cálcicos: efecto mecánico directo.
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Neosteogénesis: estimulación de factores osteogénicos (p. ej., osteonectina).
Estas propiedades permiten tratar tendinopatías y entesopatías crónicas, pseudoartrosis, fasciitis crónica, fibrosis muscular postraumática, osteocondritis, necrosis avascular, quistes óseos, enfermedad de Peyronie, disfunción eréctil, entre otras.
Beneficios en tratamientos deportivos
Las ondas de choque son especialmente eficaces en lesiones derivadas de la práctica deportiva, incluyendo epicondilitis, tendinitis, fasciitis plantar y otras afectaciones musculares y óseas. Son procedimientos no invasivos, sin anestesia, y aceleran la recuperación al estimular el proceso curativo de manera natural.
Sus efectos analgésicos reducen el dolor desde el inicio del tratamiento y no generan riesgo de dopaje. Además, ayudan a revertir la calcificación y reducir la inflamación, proporcionando un alivio notable en los pacientes.
Preguntas frecuentes
¿En qué consiste la terapia?
Se basa en la aplicación de ondas sonoras de alta velocidad (8 por segundo en focal o 15-20 por segundo en radial) a través de un gel conductor mediante el cabezal de la sonda de tratamiento.
¿Cómo actúan?
Estimulan la regeneración tisular aumentando la vascularización y promoviendo la reparación biológica de los tejidos.