A la pareja se le presupone amor, por lo que damos por entendido que los dos miembros de la pareja se aman el uno al otro, están juntos por amor y no por necesidad, ni para evitar la soledad. Ambos miembros valoran la relación y a la pareja. Partiendo de esta base voy a detallar a continuación una serie de características que definen una sana relación de pareja.

Buena comunicación: una buena comunicación es fundamental. Los miembros de la pareja han de poder expresar sus sentimientos y desacuerdos, siendo escuchados de manera activa, empática y compasiva por el otro. Es importante ser flexibles y tolerantes con los puntos de vista del otro aún no estando de acuerdo con ellos. Por supuesto los gritos e insultos no están permitidos y ninguno de los dos miembros debe permitir que el otro proceda de esta forma. Es muy importante poder expresar aquello que nos molesta, preocupa o nos hace sufrir ya que si no se expresa en el momento en el que suceden los acontecimientos se va guardando el malestar que acabará surgiendo en algún momento, habiéndose convertido en reclamo. No debemos caer en la trampa de querer que el otro sepa lo que nos ocurre sin tener que decírselo, ya que ninguno de los dos son adivinos.

Respeto: cada miembro respeta al otro, no le insulta, no lo trata con desprecio, no se burla, no se aprovecha, no manipula, no maltrata y le da al otro el lugar que le corresponde. No hagamos al otro aquello que no queremos que nos hagan a nosotros.

Apoyo: se da apoyo al otro miembro de la pareja cuando lo necesita, ya sea cuando sufre, está enfermo o tiene un conflicto con otras personas. No se le desautoriza delante de otros, ni siquiera delante de los hijos. Si nos percatamos de que nuestra pareja está equivocada o actuando erróneamente se lo hacemos saber en privado.

Prioridad: la familia nuclear, es decir la familia que se crea junto a la pareja, es la familia más importante, estando las necesidades de este núcleo por delante de la familia de origen de cada uno de los miembros. Lo que no significa que no se pueda ayudar a la familia de origen en un momento determinado si esto no implica un prejuicio para la familia nuclear. Pero en ningún caso se antepondrán los deseos y/o necesidades de las familias de origen por delante de las de la familia nuclear de forma reiterativa.

Felicidad: cada miembro de la pareja se responsabiliza de su propia felicidad, de sus emociones y de su sufrimiento, no dejándolo en manos del otro ni responsabilizándolo de nuestra felicidad. Es imposible amar a otro si uno no se ama sanamente a sí mismo (sin egoísmo pero con amor propio). Eso no significa que no apoyemos y ayudemos a nuestra pareja cuando sufre, pero sin responsabilizarnos de ese sufrimiento si no ha sido causado por nosotros claro está; si así fuera se mira de solucionar el conflicto, se pide disculpas pero sin suplicar ni llegar a humillarse. Es importante tener siempre presente que alguien que se infravalora a sí mismo puede acabar sintiendo mucha culpa e incluso dependencia emocional, lo que puede acabar desembocando en manipulación y maltrato psicológico por parte del otro miembro de la pareja.

Honestidad y sinceridad: son básicas para que una relación de pareja sea sana, jamás una relación puede estar basada en mentiras. Comuniquemos con honestidad lo que nos está sucediendo, procurando no atacar ni manipular al otro con la intención de conseguir nuestros objetivos.

Confianza: ambos miembros de la pareja han de confiar en el otro, demostrando al mismo tiempo que son personas de fiar. Las intimidades de la pareja no han de ser compartidas con el resto del mundo. Es importante poder mantener esa privacidad para que el otro nos pueda abrir su corazón, sabiendo que está a salvo y que no vamos a explicar a otros aquellas intimidades que ha compartido con nosotros. También es fundamental que ambos miembros sepan que pueden contar el uno con el otro.

Libertad: ningún miembro de la pareja es una posesión del otro. Cada uno de los miembros ha de tener libertad de pensamiento, palabra y acción. Cada uno ha de cuidarse de su individualidad, manteniendo a su propio círculo social, su familia y sus aficiones, ya que de lo contrario se produce una pérdida de identidad y se pasa a vivir la vida del otro en lugar de la de uno mismo. Es decir, es importante que cada uno pueda mantener su espacio sin que sea invadido por el otro. La desconfianza, la posesividad y los celos acaban destruyendo las relaciones. La baja autoestima es la causante de la mayoría de celopatías.

Igualdad: las dos partes tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones dentro de la pareja. Es importante que el dar y el recibir esté equilibrado en ambos miembros. Si uno da mucho más que el otro se produce una situación de desigualdad que muy probablemente acabará desgastando la relación. Por tanto, la relación debe ser de igual a igual ya que de lo contrario uno llevará el peso de la pareja, tomará las decisiones y la relación puede convertirse en una relación patológica. Ninguno de los dos está por encima del otro.

Afecto: ambos miembros de la pareja muestran al otro su amor a través de palabras y acciones. Abrazar, besar, agradecer, sorprender, regalar, elogiar, son pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia. Estos pequeños grandes gestos de amor generan un buen vínculo en la pareja.

 

Si en tu relación de pareja no cumples con uno de los requisitos aquí descritos te recomendamos que te pongas de inmediato a trabajar en ello para hacer que eso cambie. Si por el contrario son varios de estos puntos los que no se cumplen en tu relación de pareja, sería recomendable que buscaras la ayuda de un profesional de la psicología especializado en terapia de pareja.

 Artículo escrito por la psicóloga del Centre Casals.